Editorial: Homeroom teacher
Por: Sara Cristina Tangarife R
Fecha: 2018-01-16
Parecerá raro que escriba ahora esto, pero si alguien me preguntara qué tipo de docente quiero para este país, respondería sin dudar, que quiero muchas ?Beatrices? en las aulas de clase, en los...
¿DÓNDE ESTÁ BEATRIZ?
Abriendo el baúl de mis memorias y cerrando los ojos en este preescolar lleno de voces y sonrisas, puedo verme a mí misma sentada en aquel salón rodeada de 45 amigos, mirando anonadada mi profesora Beatriz, aquella mujer mayor de cabello corto y ojos profundos que nunca pude olvidar. Ella quizás sin saberlo, dejó en mí una huella imborrable.
Parecerá raro que escriba ahora esto, pero si alguien me preguntara qué tipo de docente quiero para este país, respondería sin dudar, que quiero muchas ?Beatrices? en las aulas de clase, en los descansos, en el corredor de los salones, docentes apasionados
que amen su profesión y que deje huella, es esa clase de docente en la cual quiero convertirme. Docentes que comprendan que son guías y no poseedores del conocimiento, que abandonen en palabras de Paulo Freire esa ?educación bancaria? donde al Niño se le introducen conocimientos, información y conceptos que repite como si fuera un loro, pero al crecer y al pasar los años, quedan olvidados como si nunca hubieran sido vistos.
Por todo lo anterior, y por docentes como Beatriz, comprendí la importancia de mi profesión y el papel tan importante que ejercen los maestros en la vida de cada niño, debemos convertirnos como en ese faro que guía a los barcos, darles las herramientas y preparar el ambiente para que el niño pueda construir su propio conocimiento, mostrándole que aquello que aprende tiene sentido y aplicabilidad en su vida cotidiana.
Los niños necesitan docentes así; y como dije antes es la clase de docente que quiero ser y así dejar huella, como Beatriz la dejó en mí.
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